El pasado 16 de enero, este pleno municipal aprobaba una moción suscrita por todos los grupos de la oposición, desde el Partido Popular hasta Bildu, en la que se proponían cuatro medidas concretas para favorecer la superación de los problemas derivados del ruido que, especialmente el Casco Antiguo de nuestra ciudad, se sufre como consecuencia del ocio nocturno en algunos bares y cafeterías.
Siendo la conciliación del derecho al ocio y al descanso vecinal un problema complejo donde los haya, se buscó el consenso más amplio posible en dicha propuesta, abordando cuatro puntos básicos que buscaban dar respuesta a una parte de las quejas vecinales, sin perder de vista los derechos que también asisten a los hosteleros que desarrollan su actividad comercial en dichas zonas.
Incomprensiblemente, UPN no quiso sumarse al consenso y apoyo mayoritario de dicha propuesta, por el hecho de que se hubiera gestado desde la oposición, cuando ello fue así porque, al menos una parte de las personas afectadas, no veían diligencia suficiente por parte del equipo de gobierno en este tema. Adujo la Sra. Caballero entonces que la propuesta era innecesaria porque lo que en ella se proponía ya se estaba haciendo. Pero, curiosamente, añadía acto seguido “que la propuesta no proponía ninguna solución al problema”. ¿En qué quedamos?: ¿no proponía ninguna solución o ya se estaba trabajando en lo que proponía?.
Tan acertada y racional fue la propuesta aprobada, que no han pasado ni seis semanas, y UPN esta vez sí, de forma diligente y por lo cauces lógicos, trae la propuesta de dar cabida concreta en la norma a uno de los cuatro puntos previstos en la moción referida. Concretamente el relativo a hacer una regulación más restrictiva en la utilización de barriles y taburetes; algo que también se debe aplicar, lógicamente, a las mesas altas que cumplen el mismo cometido, contemplándose en el debate previo en Comisión igualmente la posible instalación propuesta por los hosteleros de tablas o mesa plegables; todo lo cual, lógicamente, deberá hacerse con arreglo a la norma y a las medidas de accesibilidad oportunas, en tanto hablamos de obstáculos callejeros que, especialmente las personas invidentes, deben poder franquear.
Somos conscientes que esta medida supone abordar únicamente un pequeño aspecto de la problemática sobre ocio y ruido nocturno. Pero debe servir, siquiera, como signo de la voluntad de la administración municipal de tomar medidas concretas en este conflicto. Y sin descuidar tampoco el diálogo con todas las partes afectadas. Y me refiero en este caso a los hosteleros pues, junto a las lógicas quejas vecinales, el Ayuntamiento debe ser sensible también a la parte más justa y racional de las propuestas de un sector empresarial que genera ocio y empleo y que es seña de identidad fundamental de Pamplona. Por eso también se está, creo que por parte de todos los grupos, escuchando sus reivindicaciones y deberán asumirse las que contribuyan a un mejor funcionamiento de ese ocio callejero.
Porque al final, el problema de racionalizar el ocio nocturno y conciliar los intereses de todas las partes implicadas, debe ser una labor donde, teniendo siempre en primera fila la salvaguarda del interés de la población que más padece sus efectos nocivos, se intente antes el acuerdo que la imposición. Aunque no por eso el Ayuntamiento deba hacer dejación de sus funciones. Y en ese sentido es en el que ha trabajado y trabajará nuestro Grupo. Y por ello mismo apoyaremos esta propuesta de modificación.
Intervención de Eduardo Vall en el Pleno del 5 de marzo de 2015
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