El pasado miércoles se celebró en la Sala de Gigantes de la Calle Descalzos la despedida civil al gran escritor navarro, Pablo Antoñana, con un homenaje muy sencillo, sentido y emocionante, y, con el que, al menos, tuvimos oportunidad de compartir nuestro respeto y admiración por este gran representante de la cultura navarra.
Pero también este acto sirvió para poner de manifiesto que la Sala de Gigantes no es la adecuada para este tipo de celebraciones.
La sala de ceremonias civiles fue una iniciativa del Grupo Municipal Socialista. En las negociaciones que tuvimos con Yolanda Barcina para ubicar su destino final, fue imposible hacerle comprender que esa sala no era la adecuada. Desgraciadamente el pasado miércoles tuvimos oportunidad de comprobarlo.
La Sala de Gigantes se quedó realmente pequeña para este evento. Muchas personas no pudieron acceder a la misma, y más de la mitad que conseguimos entrar, tuvimos que permanecer de pie durante todo el acto y el calor que hacía en la sala era tremendo.
Teniendo en cuenta que este edificio va a ser destinado en breve a una escuela infantil del Gobierno de Navarra, insistimos una vez más, en que la ciudadela nos parece el lugar idóneo para celebrar este tipo de actos. Además de la ubicación céntrica, al lado de un aparcamiento por si fuera necesario, existen distintos edificios que según el tamaño del aforo esperado pueden ser considerados adecuados para los actos civiles.
Esperamos que Yolanda Barcina, abandone su empecinamiento, y considere la Ciudadela como lugar de destino de los actos civiles celebrados en Pamplona.
Pero también este acto sirvió para poner de manifiesto que la Sala de Gigantes no es la adecuada para este tipo de celebraciones.
La sala de ceremonias civiles fue una iniciativa del Grupo Municipal Socialista. En las negociaciones que tuvimos con Yolanda Barcina para ubicar su destino final, fue imposible hacerle comprender que esa sala no era la adecuada. Desgraciadamente el pasado miércoles tuvimos oportunidad de comprobarlo.
La Sala de Gigantes se quedó realmente pequeña para este evento. Muchas personas no pudieron acceder a la misma, y más de la mitad que conseguimos entrar, tuvimos que permanecer de pie durante todo el acto y el calor que hacía en la sala era tremendo.
Teniendo en cuenta que este edificio va a ser destinado en breve a una escuela infantil del Gobierno de Navarra, insistimos una vez más, en que la ciudadela nos parece el lugar idóneo para celebrar este tipo de actos. Además de la ubicación céntrica, al lado de un aparcamiento por si fuera necesario, existen distintos edificios que según el tamaño del aforo esperado pueden ser considerados adecuados para los actos civiles.
Esperamos que Yolanda Barcina, abandone su empecinamiento, y considere la Ciudadela como lugar de destino de los actos civiles celebrados en Pamplona.
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