Intervención de Eduardo Vall en el Pleno del 3 de octubre de 2013
Nos traen a este Pleno los Grupos Municipales de Bildu y Aralar una, a priori, bien intencionada Moción en relación a la búsqueda de la colaboración y participación de nuestra ciudad con la de San Sebastián, en tanto ésta última será Capital de la Cultura Europea en el 2016. Precisamente, la Moción trae consecuencia de una Declaración Institucional aprobada por el Parlamento de Navarra en dicho sentido, en la que se nos hacía ver la conveniencia de que este Consistorio preste la máxima colaboración ante tal evento. Sin duda, sus señorías del nº 1 de la calle de las Navas de Tolosa, ven en ello la posibilidad de que nuestra vieja Iruña pueda así resarcirse, siquiera mínimamente, del mal trago que para esta ciudad supuso todo lo referido a su fallida candidatura al mismo evento.
Pues bien, en principio nada vería nuestro Grupo de malo en ello. El hermano guipuzcoano sabe que no anida en el corazón de Pamplona recelos ni agravio alguno hacia la ciudad que un día fundara, como bien nos recordaba el Parlamento Foral por si a alguien se le había olvidado, el rey navarro Sancho VI, apodado el sabio. Sin embargo, y como quiera que este salón de plenos es propicio a analizar con esmero y abundante observancia lo que a aprobación del mismo se somete, nuestro Grupo sí que recela del total de la literalidad que la Moción en cuestión plantea. Y me explicaré.
Ciertamente, recurre la Moción al mismo lenguaje bien intencionado e institucional de la Declaración parlamentaria. Y hasta ahí nada que objetar. Sin embargo, sí concreta una propuesta consistente en la firma de un Convenio entre ambas ciudades que sirva para los fines referidos. Y es ahí en donde nuestro Grupo debe entrar a lo mundano y analizar con detenimiento y realismo la conveniencia o no política y práctica de tal firma.
Y entonces hemos visto, con cierta desazón, que la labor al respecto del equipo de gobierno del ayuntamiento donostiarra que encabeza Bildu, deja bastante que desear y que, en esas condiciones, la firma de cualquier convenio de colaboración entre nuestras dos ciudades hermanas se nos antoja, cuando menos, precipitada. Y es que parece ser que el jurado internacional encargado de evaluar la preparación de dicho evento habla de “falta de liderazgo, incumplimientos presupuestarios, falta de personal, injerencias políticas y retraso en los plazos previstos” respecto a la gestión de Bildu y su alcalde en este proyecto. Algo que, al decir de nuestros compañeros y compañeras en el Consistorio donostiarra, lo es en extremo y puede hacerse extensivo al conjunto de la gestión política municipal de Juan Carlos Izaguirre.
Así las cosas, se nos hace muy complicado mostrar nuestro apoyo a esta moción, aunque, como signo de buena voluntad y por no perder el tono igualmente bienintencionado que estamos utilizando, diremos que si se nos demuestra con hechos e informes fehacientes que la gestión de este importante evento cultural se enmienda y supera los recelos y críticas generalizadas que está teniendo, podremos reconsiderar nuestra postura y apostar sin recelo alguno por una colaboración cultural que sea positiva para las dos partes. Algo que hoy en día, en las actuales circunstancias, creemos no factible.
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