Al comienzo de la pasada
legislatura nuestro Grupo Municipal presentó una iniciativa para la creación de
una Comisión Especial de Fiestas que, junto con otras iniciativas y alguna
aportación, vió finalmente la luz verde de este Pleno. Los foros y mesas de
allí derivados, y la propia Comisión o Mesa en sí, han tenido hasta la fecha un
balance pobre cuando no inexistente.
Ello no puede ser de otra
manera cuando quien gobiera, que es UPN, no ha tenido ni tiene la participación
ciudadana como referente político. Este rechazo, y aun desconocimiento de lo
que tal participación supone, ha llevado al equipo de gobierno a confundir y
llegar a cuantificar como tal, la participación ciudadana con el número de
asistentes a los actos que organiza el Ayuntamiento. Pues no, señores de
UPN. La participación supone que desde
el gobierno se escucha, se reúne, se colabora, se trabaja y se asumen como
propias, las propuestas que surgen de las personas y los colectivos directamente
implicados en la materia concreta a abordar. Algo que no sólo no cuestiona la
propia labor del equipo de gobierno sino que, antes al contrario, la enriquece
y legitima.
Y es verdad, y mi Grupo
nunca lo ha ocultado, que la propia configuración de nuestra sociedad puede
hacer más dificultosa que en otros lugares la participación. Pero creo también
que los distintos Consejos, foros y mesas que con tanta desgana y retraso UPN
ha ido poniendo en marcha (cuando lo ha hecho), a petición del Pleno Municipal,
demuestran que con voluntad por parte de quien gobierna, se puede y se debe
practicar esa participación ciudadana.
Así las cosas, sirva la
última convocatoria del Riau-riau como ejemplo de lo que no debe hacerse con
una decisión tan importante para Pamplona. ¿Tiene el alcalde legitimidad para
hacer lo que hizo? (decidir unilateralmente sin contar con nadie):sí. ¿Ha sido
el mejor sistema para intentar su recuperación?: evidentemente, no. El diálogo,
la búsqueda de consensos y la interlocución con los protagonistas de un evento
antes de adoptar una decisión importante, ciertamente no son garantía de nada.
Pero, cuando menos, ayudan a evitar la impresión de que se actúa con
precipitación y de forma autoritaria. Y, sin duda, la mayoría de veces,
enriquecen la decisión final a tomar.
Pero esto, que en una
decisión concreta puede no tener una trascendencia extraordinaria, sí que se
puede y debe adoptarse en proyectos globales. Y, por favor, Sra. Caballero, no
enumere como antes ha hecho -respecto al Riau-riau- las reuniones posteriores a
la decisión ya tomada y avanzada por el Sr. Maya. Estas deben darse a priori y
no a posteriori. Lo contrario supone, cuando menos, jugar con las cartas
marcadas.
Todo ello es perfectamente
aplicable a nuestras fiestas. En nada son suficientes las reuniones en las que
de forma limitada y extraordinaria, se informa y se recogen sugerencias cara a
la elaboración del programa festivo. O las contadas reuniones de otras mesas
específicas de San Fermín. Y fíjense que, por pequeña que sea la participación,
siempre tiene algo bueno que aportar. Y tanto más positiva sería sí de verdad
se escuchara y se dialogara con todos los sectores y colectivos implicados en
la fiesta. Y no se hiciera todo como un mero trámite engorroso que afrontar.
Y desde luego, y para
ejemplo de sin razón, lo ocurrido con las fiestas de San Fermín Chiquito. ¿Cómo
es posible que, máxime en estos tiempos de crisis, el Ayuntamiento sea incapaz
de mantener un mínimo diálogo y acuerdo con los organizadores y costee y contrate
por duplicado y en horario quasi coincidente, buena parte de los eventos
festivos ya programados por la Comisión del Casco Antiguo?. Más descorazonador
es todavía tener que escuchar al Sr. Polo en vísperas de San Fermín, decir que
este año no se ha convocado la Mesa de San Fermín que trata exclusivamente del
encierro “porque se le ha pasado”. Literal.
Así las cosas, Sr.
Alcalde. Usted, que aparente tiene un aspecto afable, bondadoso y dialogante,
no se deje arrastrar por el lado oscuro de la fuerza. No se euiqvocó sólo con
la forma de anunciar su intención de recuperar el Riau-riau. Lo hizo también,
por ejemplo, faltándole un punto de valentía e independencia para resolver el
espacio festivo que reclamaba Gora Iruñea. ¡Ah!. Y me adelanto, por si acaso, a
su eterno y casi único argumento para rechazar el diálogo y la solución a más
de un conflicto que, si usted quisiera, se resolvería sin mayor problema. A la
politización existente en ocasiones. Pues esté tranquilo. No se ponga la venda
antes de la herida. Dialogue y acuerde. Y si luego hay quien incumple lo acordado o vulnera la legalidad vigente, ahí -como siempre- tendrá a su lado al
Partido Socialista. Pero cambie su actitud. Sea más receptivo a la
participación ciudadana y ábrase a debatir, a escuhar e incorporar propuestas
que pueden enriquecer y mejorar muchos aspectos de nuestra fiesta susceptibles
de mejora. Pero hágalo ya. Pero ya, y no espere a vísperas de la fiesta para
tomar decisiones desde un gobierno que, le recuerdo, ejerce en minoría.
Intervención de Eduardo Vall en el Pleno del 6 de septiembre de 2012
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