martes, 29 de abril de 2014

MANIFESTAMOS NUESTRO RESPETO Y RECONOCIMIENTO A LA LABOR DE LAS FUERZAS ARMADAS PERO NO CONSIDERAM0S ACERTADA LA CESIÓN DE LA CIUDADELA PARA LA EXPOSICIÓN MILITAR POR CONTRAVENIR EL ESPÍRITU DE LA LEY DE MEMORIA HISTÓRICA















Desde nuestro Grupo manifestamos como siempre nuestro respeto y reconocimiento a la labor de nuestras Fuerzas Armadas. Los ejércitos tienen un importante papel en nuestra sociedad. La Constitución les atribuye una función determinante. La profesionalidad, el sacrificio y la solidaridad son señas en su quehacer diario, no siempre reconocido y retribuido como merecerían. El Regimiento que protagoniza esta exposición no es ajeno a ello y ha pagado con sangre el cumplimiento de su deber. 

Sin embargo, y junto a ello, al hacer balance de los 250 años de la historia de dicho Regimiento, no todo son luces. Nuestra pasada Guerra Civil -sin duda las civiles son las guerras que peor cicatrizan sus heridas- hace que no podamos olvidar determinados acontecimientos vergonzantes protagonizados por integrantes de dicho Regimiento. No se trata aquí de hacer revisionismo ni ajustes con la historia. Pero no podemos obviar el hecho de que las Brigadas navarras tuvieran un papel destacado en la sublevación militar del 18 de julio y en los desmanes y represión que a raíz de ella se produjeron. Y si bien entendemos que el carácter militar de nuestra Ciudadela y su pasada vinculación al Ejército pudieran justificar la ubicación de la exposición en dicho recinto, no es menos cierto que resulta cuando menos inapropiado que se pretenda ensalzar el conjunto de la historia de dicha Brigada a escaso trecho de donde fueron fusilados tantos pamploneses y forasteros por el hecho de permanecer leales a la legalidad republicana.

Por eso, no estamos de acuerdo y no nos gusta la decisión municipal de ceder la Ciudadela para dicha exposición. Es una decisión cuando menos polémica, poco acertada y ajena al dolor de una parte de las víctimas que causó la Guerra Civil. Y contraria al espíritu de la Ley de Memoria Histórica, una ley que, contra lo que algunos se empeñan en señalar con evidente falsedad, únicamente persigue hacer un mínimo reconocimiento 80 años después (¡ya es hora!) a la memoria de quienes sufrieron cárcel, represión, marginación y aun la muerte, por defender sus ideas y oponerse a quienes dieron un golpe militar contra un gobierno elegido legítima y democráticamente.


Intervención de Eduardo Vall en el Pleno del 28 de abril de 2014



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